¿Quién no ha escuchado hablar sobre la contaminación, el cambio climático, la extinción de las especies u otros problemas ambientales? En los últimos años estos temas han encabezado los principales titulares informativos.
Cada día, más personas suman sus esfuerzos para hacer cambios radicales en sus acciones con la intención de reducir el impacto que éstas provocan en el planeta. Uno de los conceptos más recientes que ha dado de que hablar es la huella de carbono en el embalaje.
En las siguientes líneas encontrarás información muy interesante sobre su significado, así como 5 recomendaciones prácticas para reducirla de manera eficaz.
La huella de carbono se determina según la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que una organización o individuo genera como resultado directo o indirecto de sus actividades. Calcular con exactitud las emisiones ha sido muy útil para tomar decisiones a favor del cambio.
Resulta indispensable asumir que ciertas acciones tienen consecuencias. Los efectos desastrosos de las mencionadas emisiones sobre el clima han dado mucho que pensar. Siempre cabe la posibilidad de hacer las cosas diferentes.
Muchas empresas que fabrican embalaje en cartón apuestan por la huella de carbono. Constantemente, evalúan sus procesos y realizan innovaciones para incrementar la eficiencia. Adecuan sus instalaciones a favor de la sostenibilidad ambiental y preservación de los recursos del planeta.
Para realizar el cálculo de la huella de carbono en el embalaje es necesario tener en cuenta una serie de factores. Estos están relacionados con su producción, transporte, vida útil, reciclaje y gestión de residuos.
La comercialización de productos aumenta cada día y el embalaje mecanizado se ha convertido en una de las mejores opciones para proteger y cuidar numerosos artículos. Un dato importante es que se hacen a medida y bajo estrictos controles de calidad.
Asimismo, la creciente demanda de cajas para mudanza, embalajes de madera, plásticos y cartón es realmente sorprendente. La utilización de las nuevas tecnologías para generar una fabricación eficiente de este tipo de envoltorios ha dado muy buenos resultados.
Existen muchas maneras de reducir la huella de carbono. A continuación, se presentan 5 interesantes sugerencias.
Cada producto tiene unas dimensiones específicas. Resulta muy útil adaptar el embalaje según el tamaño del artículo. De esta forma, se reduce el uso de material innecesario y se evita el exceso de desperdicios.
De igual modo, al realizar estos ajustes simplificas el proceso de traslado y obtienes un mejor aprovechamiento del espacio mientras se procesa el envío.
Generar acciones de ecodiseño. En la fase de concepción y desarrollo de cada envoltorio es necesario tener en cuenta los criterios ambientales. Se proponen procesos de fabricación de calidad que sean compatibles con la reducción de emisiones, ahorro energético y sostenibilidad.
El cartón cobra mayor popularidad. Es uno de los materiales con menor impacto en el ambiente. Se adapta a diferentes objetos y ha sido catalogado como una de las soluciones más eficaces, resistentes y funcionales. Puede ser reciclado y continúa siendo un referente importante en el sector.
Los envases retornables de plástico también son muy bien aprovechados para el traslado de diferentes mercancías. Su principal ventaja es que pueden ser reutilizados muchas veces.
Para identificar fallos lo mejor que puedes hacer es analizar a profundidad los procesos productivos. Un diagnóstico regular de las diferentes fases del proceso puede arrojar información valiosa que sirve de base para plantear soluciones que contribuyan a la protección del medio ambiente.
La eficiencia energética, el tratamiento de residuos, la regla de las 3 erres (reducir, reutilizar y reciclar) o cualquier otro sistema de tecnología medioambiental. Disminuir la huella del carbono en el embalaje sí es posible siempre que los responsables de hacerlo estén dispuestos a ajustar los parámetros de producción.
Hoy en día, existen diversas organizaciones especializadas en la supervisión y auditoría de las empresas. Su objetivo consiste en determinar si éstas últimas adoptan todas las medidas requeridas para prevenir la contaminación y propiciar el cuidado del ecosistema.
Están perfectamente cualificadas para revisar la huella de carbono del embalaje. Otorgan las certificaciones correspondientes a aquellas organizaciones comprometidas con la preservación del planeta y las generaciones futuras.
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