En el proceso de comercialización de cualquier producto se deben tener en cuenta una serie de estrategias. La finalidad es hacerlo atractivo, conservarlo en perfecto estado y permitir su correcta distribución.
Dentro de estas tácticas se encuentra todo lo relacionado con el embalaje. Es decir, lo que interviene en el acondicionamiento de los artículos y que favorece su venta, manipulación, transporte y almacenamiento.
Cada fase del embalaje tiene vital importancia en el éxito de un producto. Por eso, es necesario conocer cómo funciona cada una y qué repercusiones tienen en la venta. Aquí te contaremos cuáles son las diferencias entre los distintos tipos de embalaje.
El embalaje consiste en todas aquellas estrategias pensadas para cuidar y organizar una carga de forma segura durante el transporte o el almacenamiento. Puede abarcar desde cajas para mundanza hasta complejas estructuras a medida para proteger piezas delicadas.
El embalaje también es la vía para llevar un producto hacia el consumidor de la mejor manera. Para ello, se deben crear condiciones que lo protejan de situaciones que puedan afectar su calidad y durabilidad.
Entre estas situaciones tenemos:
Existen distintos tipos de embalajes: el primario, el secundario y el terciario. Cada uno de estos tiene una función muy específica a la hora de facilitar la comercialización de un producto. Además, se adaptan a las características de cada producto.
El embalaje primario, también conocido como envase, tiene un gran impacto en las ventas. Es el que observa el consumidor y manipula para acceder al producto o hasta consumirlo directamente. Este tipo de embalaje debe tener las siguientes características para ser efectivo:
Existe embalaje primario de muchas clases, desde botellas reciclables para bebidas hasta botellas de vino o perfume que luego requieren de un embalaje mecanizado, hecho a medida y que se adapte a sus formas particulares para proteger un producto especialmente delicado.
El embalaje secundario consiste en la agrupación de un determinado número de envases o embalajes primarios. Tienen la función de dar un plus de protección y facilitan la organización de las unidades en grupos mayores.
En otras palabras, permite la comercialización de un artículo a mayor escala. Pueden ser desde cajas de cartón, plástico o un embalaje de madera. Todo dependerá de las características del producto.
Por ejemplo, en el caso de licores embotellados, se puede recurrir a un embalaje secundario elaborado en madera que le otorgue mayor protección a un grupo de seis botellas, no solo durante el traslado sino también durante un almacenamiento prolongado.
Entre las funciones del embalaje secundario están:
El embalaje terciario es el que agrupa los embalajes secundarios. Tiene como fin proteger la mercancía durante el traslado desde la fábrica hasta el sitio de venta. Debe estar diseñado de manera que garantice la calidad de los artículos a pesar de proceder de lugares lejanos.
Este tipo de embalaje debe estar fabricado con materiales resistentes, como por ejemplo la madera. Este material es práctico, duradero, reutilizable y económico. Es conocido como el embalaje para el transporte.
Entre las características y funciones del embalaje terciario están
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